viernes, 30 de enero de 2015

Apuntes para la Vivienda entre limoneros




"Pasé más de una hora bajo uno de los limoneros de la huerta murciana... seguro que lo reconocería si regreso en unos días. No sólo por la posición, que me ayudaría a encontrarlo, sin duda; ante todo por su forma, que imagino ha cambiado muy poco en el transcurso de estas dos o tres semana. La forma de su tronco, será quizás lo que primero reconozca desde mi sentido visual, e incluso táctil. Algunas flores nuevas habrán aparecido y estarán ahí, con su singular aroma... generando esa condición atmosférica que hace tan deseable descansar o simplemente mirar como la vida se despliega en un incesante estar yendo. Otras formarán ya parte de la tierra, como también forman parte las que nacen, pero cada vez más tierra y menos flor. Con las hojas ocurría lo mismo. Ya lo viste en las fotos, querido Juanico, aunque no tenga nada que ver con sentirlo ahí, bajo las ramas de aquel limonero."



En estas primeras palabras quiero dejar claro todos nuestros intentos por haber pensado la vivienda desde la condición del lugar. Al final, nuestras energías no han resultado tan cautivadoras para el cliente y se han producido modificaciones importantes. Comienzo con las palabras de Nacho, que creo reflejan, mejor que ninguna otra cosa, la sensibilidad que se ha intentado plantear desde el inicio. Los primeros croquis plantearon una solución desde geometrías hexagonales que respondían en realidad a las orientaciones y vistas. Esa solución como puede verse en la planta final -no he podido incluirla porque el archivo es un adobe-, ha cambiado sustancialmente, aunque se atisban la ideas originales que nos acompañaron. Como ha pasado con la vivienda en Zaragoza, ésta lanza una declaración muy sotiana que ya vimos en la Casa Aversú del autor y su, por cierto, coincidente relación con el proyecto de Zaragoza. "No hay fachada". O lo que es lo mismo: la vivienda niega un punto relevante y jerárquico en su entrada. No enfatiza aquella relevancia que como sabemos fue una de las premisas más destacadas que buscó "demoler" la arquitectura moderna en sus metodologías de composición arquitectónica.  Quiero subrayar esta idea inicial porque supone una característica de identidad de esta vivienda y la de Zaragoza, aun siendo bien distintas. Con esta primera idea, lanzo un palazo para que podamos seguir pensando sobre esta idea y ya pasemos, de lleno, al espacio y su construcción.


Hoy recito



Hoy recito a las suelas de zapato rotas que interrumpen la carrera. Hoy recito a los pasajeros que dormitan con sus mantas en las estaciones de trenes. Hoy recito a los que cenaron ayer y hoy comen migajas. Hoy recito a los que viven hacinados con toda la familia porque la mitad  perdieron su techo. Hoy recito a los que hacen largas colas para pedir un plato de comida. Hoy recito a los que se vuelven locos por un pedazo de pan. Hoy recito a los vagabundos del mundo que ya no esperan nada. Hoy recito a la espera que ya no sirve de nada. Hoy recito a los que fueron esclavos y lucharon en su día por la libertad que hoy tenemos. Hoy recito por los “nadies” de Galeano, a los que yo también pertenezco. Hoy recito a los que se alimentan de alegría aun teniendo la despensa vacía. Hoy recito a los mileuristas porque ya no tienen ni eso. Recito, también, a los que ya no pagan los recibos y alumbran con sus velas el hogar. Hoy recito a los que han guardado la vergüenza para fregar los suelos de una cloaca. Hoy recito a la incertidumbre que se sienta en la mesa. Hoy recito para que no se vuelva más agresiva. Hoy recito a los mendigos de ideologías que se han cansado de palabras vacías. Hoy recito a la revolución porque el hombre sigue vivo para volver a hacerla. Hoy recito a la libertad de la pobreza porque no hay pan pero sí esperanza. Hoy recito a los que pierden su casa para dársela a un puñado de tiranos. Hoy recito a quien ofrece su hogar al que no la tiene para descansar junto al fuego. Hoy recito a la servidumbre de la tierra que se hiere cada día, para que no se haga más, y no sea demasiado tarde. Hoy recito al minuto de cada instante para que la cordura no nos lleve al mañana. Hoy recito a los cuentos navideños para que salgan de sus palabras y se hagan fiesta real. Hoy recito a los que siguen sin perder la esperanza. Hoy recito a las madres, con sus costuras protectivas de abrazos. Recito a los que las han perdido para que sepan que la tierra sigue estando. Recito a los huérfanos de todo, aunque vestidos con bisutería, para que sean cautos y guiñen el ojo al prójimo. Hoy recito al amor porque es la única salvación. Hoy recito a los que esperan el tranvía y viajan en él. Hoy recito a los huéspedes de la noche y la poesía, para que no decaigan y sigan componiendo sus versos. Recito a los muertos para que murmuren en su lecho de aire, y no olvidemos los que seguimos estando vivos. Recito a la vida porque sin ella estamos perdidos. Recito a la savia que corre por la venas y mantiene el paso del corazón abierto. Recito a la naturaleza porque no hay gobierno que al final pueda con ella. Recito a cada hombre y pequeña vida para que no se entretenga en tonterías y se viva a conciencia. Hoy recito a lo que soy porque no puedo ser más que eso, ni  mucho más que todo. Hoy recito por verme respirando, por ser sólo eso.

Y recito al mundo. Sí al mundo: por haberme acogido…