jueves, 29 de diciembre de 2016

Sálvate




Sálvate aunque Benedetti insista en lo contrario
Sálvate para fluir
Para vivir un viaje insólito
Sálvate para llorar de amor
Hasta la última gota
Vive fuera de casa
Vete sin ropa que ponerte ni nada que guardar
No escribas a nadie en tu despedida
Duerme al raso
Dormita junto a las estrellas
Préndete de un hilo por tu verdad
Y olvida las razones de los idiotas
Sáltate el semáforo
Camufla la prudencia
Viaja a Pekín y Buenos Aires
Enamórate de nuevo
Más de una vez en la vida
Y recréate en tus sueños
Para construir tu realidad con la misma sustancia de su nacimiento
Embrújate, muerde la vida
Bébela entera
No aferrándote a nada porque todo es tuyo
Haz de lo malo la mejor de las oportunidades
Y navega en todos los charcos de las aceras de las ciudades





XI



Mar vaciado,
hueco.
Déjame entrar
con mi sencillez
en tu noche cenital.
Déjame vivir en tu litoral,
húmedo.
Húndeme bajo tierra
a la luz de los corales,
cubierta de mi cerebro.
Amamántame
vaciado y lleno,
aunque rebose el mar de mi boca
y atragante mis pupilas.
Autor eres de mi vida,
escritor de mi pasaje,
brotado en tu cabellera de coral.
La vida se une por un océano
que parecía barrera maciza
El poeta viaja sin población,
su geografía inexistente
puebla todo a su paso.
Oh mar!
Llenando el cuerpo de silencios
Y validando la voz del pueblo
Humilde y descalzo